jueves, 11 de octubre de 2012

Eduardo Galeanoren poema bat



UN MAR DE FUEGUITOS

 Un hombre del pueblo de Negua, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y
dijo que somos un mar de fueguitos.

- El mundo es eso – reveló -. Un montón  de gente, un mar de fueguitos.


Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que
llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y
quien se acerca, se enciende.

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